martes, 22 de marzo de 2011

Nuevo capitulo UN NUEVO COMIENZO

Gracias a Pilarralip por su apoyo y tiempo. Esto no sería lo mismo sin ella.

CAPITULO 14


-Bueno ahora ya sé de donde sacaste tu cabezonería.- Me dijo Edward.
- Mi padre, también era muy cabezota, cuando quería algo lo conseguía. Era capaz de manipularte para salirse con la suya. Era increíble.
- ¿Los echas de menos?- Preguntó.
- Si, pero una al final se acostumbra a vivir sin ellos. Es hacerse a la idea.
- Nunca me has hablado de ellos.
- Tampoco me has preguntado nunca directamente, no es algo de lo que hable sin dar pie a ello.
- ¿Cómo murieron?
- Mi padre murió hace poco más de siete años. De cáncer de hígado. Era muy reacio a ir al hospital, le dolía pero siempre decía que no era como para perder un día de trabajo para ir al médico. Así estuvo un par de años, cuando el dolor fue algo más notable, mi madre lo llevó  al hospital, haciendo caso omiso de sus protestas. En pocos días le diagnosticaron el cáncer, estaba tan extendido que no pudieron hacer nada más que darle medicamentos para que no sufriera. Fue rápido y no sufrió mucho.
- Lo siento.- Dijo él.
- No te preocupes como te he dicho es algo que se supera, pero me da rabia que fuera así, ya que si hubiera ido al médico antes, lo más seguro es que se hubiera salvado.- Le contesté. Era duro hablar de ello, pero era hora. Solo mi abuela era conocedora de todo lo que sufrí durante ese periodo de tiempo.-
- ¿Y tu madre?
- Ella se dejó morir. Ambos estaban muy unidos y cuando mi padre murió ella no lo soportó. Intentó sobrellevarlo por mí. Pero no lo consiguió. Murió seis meses después. 
Ambos nos quedamos callados, sin saber que decir.
- ¿Sabes algo? Pregunté. El negó con la cabeza, fijando la vista en la carretera. – Hubo un tiempo que los culpe por dejarme sola.  Estuve casi un año y medio sin ir al cementerio. No podía creer que me hubieran dejado. Me parecía muy egoísta por su parte que ninguno  luchara por quedarse en este mundo. Mi padre por dejadez y mi madre porque pensó más en ella que en mí.
- No creo que ellos quisieran dejarte. De eso estoy seguro.
- Ya,  de eso me di cuenta más tarde. Me fui a vivir con mi abuela, ella me ayudo mucho. – Siempre había tenido buena relación con ella, vivíamos en el mismo pueblo, por lo que nos veíamos todas las semanas. Pero no fue hasta que me fui con ella, que ambas conectamos y no hicimos como uña y carne.
El viaje se me estaba haciendo algo tedioso,  tenía el estomago revuelto, miraba el reloj y parecía que los minutos no pasaban.
- ¿Edward y ese humo?
- O mierda…. – Dijo llevándose las manos a la cabeza, por su expresión no creo que fuera algo bueno.
Paramos el coche en el arcén de la carretera, Edward se bajo, pero me pidió que yo me quedara en el coche. Tan sobre protector como siempre. Tras unos minutos trastabillando en el capó del coche, volvió dentro.
- ¿Qué es lo que pasa?
- Si te digo la verdad…. No tengo ni idea.- Mi mandíbula calló, literalmente.
- Edward… - Gemí. - ¿Qué es lo que vamos a hacer entonces?
- No te preocupes, llamaremos a la grúa.
Quince minutos después estábamos en la misma situación. Ya que ninguno de nuestro móviles tenía cobertura.
- Esperaremos hasta que pasé un coche.
- Llevamos sin ver un coche más de una hora y media. Y estamos a media mañana que es cuando debería haber más transito. Creo que lo mejor es ir andando hasta que consigamos cobertura o haya algún  pueblo desde donde podamos llamar.
- Creo que nos deberíamos quedar.- Insistió él.
- Edward, no voy a estar aquí en medio de la nada, esperando a que pase un coche, cuando no sabemos cuánto tiempo va a tardar en pasar eso.
- No es mi culpa que tuviéramos que tomar una carretera secundaría, porque la principal estaba en obras.-
- Y no te estoy echando la culpa, pero creo que deberíamos ir andando hasta que podamos llamar por teléfono.
- Pero tu pierna…
- Mi pierna está perfectamente.- Dije bajándome del coche. Me puse uno de los chalecos reflectantes y me puse a caminar. Escuche como Edward hacía lo mismo y corría, hasta que llegó hasta mi posición.
- Muy bien andaremos hasta que podamos llamar por teléfono. Pero no porque tu lo dijeras, si no porque creo que es la única solución.- Me dijo con una sonrisa burlona en su cara.
- Ya claro Cullen, tienes que admitir que soy más inteligente que tú.
Él solo negaba con la cabeza y reía.
Andamos como unas tres o cuatro horas. O quizás fueran mil, pero yo estaba que se me salía el hígado por la boca de lo cansada que estaba.
No podía creer,  cuando divisamos un motel en medio de esta carretera de mala muerte,  solo  quedaban  algunos metros para poder  sentarme por un largo rato.
Al entrar,  la recepcionista, nos contó que esa zona era bastante mala para la cobertura y que solo ciertas compañías conseguían tenerla. Llamamos al seguro y nos dijo que como mínimo tardarían un par de horas en llegar. Para entonces sería de noche y bastante tarde por lo que Edward alquiló una habitación, para poder asearnos un poco y bajar a la cafetería a tomar algo de cena.
Mientras Edward llamaba a  sus padres para avisar que hasta mañana no llegaríamos a casa, yo aproveché para meterme en la ducha, estaba sudada y seguro que olía como un albañil.
Me estaba aclarando el jabón de la cabeza cuando una presencia extraña entró conmigo en el plato de ducha.
Edward puso sus manos sobre mi vientre y con los dedos pulgares hacia pequeños círculos que hizo que todo en mí se estremeciera. Daba pequeños besos en mi cuello, mi nuca y  mis hombros. Apoye la cabeza sobre su pecho cuando sus manos se posaron sobre mis pechos, una mano la mantuvo ahí pero la otra bajo por mi vientre hasta que encontró mi centro.
Baje una de mis manos a su erección, comencé a masturbarlo, con movimientos suaves, pero constantes. Un gemido salió de mis labios cuando introdujo uno de sus dedos dentro de mí.
La mano que me quedaba libre la tuve que apoyar contra la pared para no caerme, mis piernas empezaban a flaquear.
Necesitaba sentir sus labios sobre los míos. Intentando que nuestro contacto no se perdiera me di la vuelta. Edward viendo mis intenciones puso las cosas más fáciles, pero cuando estuve totalmente girada, no perdió tiempo y me empujó contra la pared, los fríos azulejos eran algo incómodos, pero esa incomodidad pasó cuando sus labios se posaron sobre los míos, con ferocidad metió su lengua en mi boca en busca de la mía.
Introdujo otro dedo en mi interior, bombeaba con fuerza, me quedaba poco si sus embistes continuaban así.
Al igual que sus dedos cogieron velocidad mi mano también, notaba como su polla crecía en mi mano.
Sin más preámbulos sacó sus dedos de mi interior, haciendo que un gemido lastimero saliera de mi boca.
Me alzo y yo enredé mis piernas en su cintura. De un solo empuje se introdujo en mí.
- ¡¡Ahhgg!! Gemí.
Edward no perdió tiempo y empezó a embestir con fuerza, enterré mi cara en su cuello. Le daba pequeñas mordidas y bebía el agua que caía de la ducha sobre su piel.
Edward jadeaba sobre mi oído lo que hacía que me excitara aun más si es que eso era posible. No tarde mucho en llegar al orgasmo, todos los músculos de mi cuerpo se contrajeron. Daba gracias a que Edward me tenía bien sujeta, si no ya estaría en el suelo.
Él gritó cuando culminó dentro de mí.
Pasaron varios minutos hasta que ambos nos recompusimos y pudimos terminar de ducharnos.
Nos pusimos las mismas ropas que traíamos y bajamos a la pequeña cafetería del motel.
La comida no era muy buena, pero esta famélica por lo que tampoco me quejé demasiado.
Al subir a la habitación Edward me tomo por los hombros y me besó apasionadamente.
- No creas que con lo de antes tengo suficiente.- Dijo frotando su evidente erección contra mis muslos.
Cuando me desperté al día siguiente, podía sentir por todo mi cuerpo las consecuencias de lo sucedido por la noche. Descubrí  que me encontraba sola en la cama. Elevé  la vista para darme cuenta que Edward no estaba en la habitación y como la puerta del baño estaba abierta y no había ruidos, pude deducir que tampoco estaba en él.
Sin perder  ni un minuto más  me  levante corriendo de la cama para entrar al baño y darme una ducha. Después de la salvaje noche de sexo que habíamos tenido era bastante urgente el que me diera una buena, larga y relajante ducha.
Cuando el agua caliente comenzó a caer por mi piel no pude evitar rememorar lo ocurrido la tarde anterior en ese mismo lugar. Para mí era la primera vez que tenía sexo contra una pared y por consiguiente también en la ducha. Era una de mis muchas fantasías,  aún me quedaban algunas y esperaba  que Edward me ayudara a llevarlas a buen fin.
Salí de la ducha y como seguía  sin tener más ropa me  volví a poner la misma del día anterior. Me hice una coleta y salí del baño.
Como Edward aún no había aparecido decidí bajar a recepción para preguntar por él.
- Buenos días.- Me dijo Edward  justo mientras   cerraba la puerta de la habitación.
-¡Hola!- Exclamé.- Iba a buscarte.
- Baje cuando me llamarón desde recepción para decirme que el taxi había llegado para recogernos.
Después de que la grúa recogiera el coche de Edward y nos avisaran de que  se lo llevarían a Seattle para repararlo, tuvimos que llamar a un taxi para que nos recogiera hoy. Por la hora que era se había adelantado, pero no importaba si ambos estábamos listos.
Tardamos otras dos horas hasta que llegamos a Seattle. Nos dejo en casa. Después de cambiarnos, por fin  de ropa, pudimos ir a casa de los padres de Edward a por Anne.
Por insistencia de Esme, nos quedamos a cenar. Yo interiormente lo agradecí muchísimo, porque no tenía ninguna gana de ponerme a cocinar tras llegar a casa. Además de que la cocina de Esme era genial.
Comimos pollo asado con puré de patatas y ensalada.
Tanto Esme como Carlisle, me preguntaron por la salud de mi abuela. Les conté todo lo ocurrido en Forks y como le costó a mi abuela el que alguien le echara una mano en la casa. Esme estaba de acuerdo con nosotros, decía que era absolutamente necesario que alguien la ayudara con su edad, además de que no era bueno que estuviera tanto tiempo sola, podría ocurrirle algo.
Después de cenar, tomamos café, pero no tardamos mucho en irnos ya que Anne se quedaba dormida sobre el sofá, aunque ella decía que no estaba cansada.
Llegamos a casa y después de que metiéramos  a la niña en la cama Edward y yo nos fuimos a nuestra habitación. El día anterior había sido muy largo y estaba que no me podía mantener en pié.
Por desgracia era lunes, y lo menos que necesitaba cuando llegué a la oficina era una mala noticia pero así era. El detective que llevaba el caso de mi asalto, me llamó para comunicarme que aún no habían dado con el jefe de seguridad, pues seguía desaparecido y el chico nuevo no tenía mucha información que dar, por lo que no era muy útil.
Según el detective, había dos personas implicadas. No habían sido capaces de identificar a ninguna de las dos personas. Yo le pregunte como era posible que hubiera dos personas, si en principio solo se veía a una sola persona. Pero todo tenía una explicación según él. La segunda persona no salía  directamente en el video, lo había  averiguando a través de un reflejo del cristal del coche.
Al parecer por el físico,  esa persona era una mujer,  que no dejaba de sonreír mientras me atacaban.
Un nudo se formo en mi estomago, no entendía quien podía haberme hecho eso. No tenía enemigos y tampoco habían pedido nada, por lo que no encontraba la razón.
Al principio llegué a pensar que se habían equivocado de persona, pero después de la charla con el detective ese pensamiento quedaba descartado. Iban a por mí y de eso ya estaba totalmente segura. Así que ahora solo quedaba encontrar quien era esa persona y porque.
El miércoles llegó antes de lo que hubiese querido. Edward se marchaba y no volvería hasta el viernes, por lo que pasaría dos noches fuera.
Habíamos invitado a Alice y a Rose a la fiesta de pijama, pero  ninguna de las dos pudo venir, por lo que quedamos solo Anne y yo.
Al final decidimos que en vez de quedarnos en casa, iríamos al cine y después nos comeríamos unas hamburguesas.
Vimos “Enredados”, y nos reímos muchísimos. Tanto que casi me atraganto con unas palomitas en una de las escenas. Casi se me saltan las lágrimas en el final, pero me repuse rápido. No podía dejar que una película de dibujos me afectara tanto.
Después de la peli, comimos hamburguesas y como aún era pronto nos paramos en un parque que había cerca de casa.
Sobre las ocho y medía llegamos a casa. Anne y yo nos metimos juntas en la bañera de hidromasajes y estuvimos jugando en el agua hasta que esta se empezó a quedar fría. Nos pusimos el pijama y como su padre no estaba en casa y me parecía ridículo hacer dos camas al día siguientes dormimos juntas en mi cama. Ella se puso tan contenta que hasta intento saltar en la cama, pero no lo consiguió porque el colchón no era de muelles si no de viscolástica. Hizo un puchero al darse cuenta, pero no tardo en meterse entre las sabanas y quedarse profundamente dormida.
Yo me quedé un rato leyendo, sobre todo haciendo tiempo hasta que Edward me llamara. Eso ocurrió a las diez pasadas.
- ¡Hola!! Dije en un susurro.
- ¿Por qué susurras Bella? Pregunto Edward divertido.
- Anne está dormida y no quiero despertarla.
- ¿En nuestra cama? Pregunto.
- Si.
- Valla, eso es… es genial Bella. Me alegra mucho que os llevéis tan bien.
- No hay una razón para no hacerlo.
Nuestra conversación fue fluida. Le conté todo lo que habíamos hecho después de dejarle a él en el aeropuerto. Le recordé como Anne me había hecho prometer que no se olvidaría de traer un regalito para ella y una bolita de nieve para mí. Parecía ridículo, pero me encantaba coleccionarlas. Ya fueran porque me las regalaban o porque yo misma las compraba cuando visitaba distintos lugares.
Nos despedimos y yo más tranquila me quede dormida como un tronco.
Por la mañana todo parecía ir sobre ruedas, llegamos temprano  a la escuela,  y estuvimos esperando diez minutos en la puerta.
Después me fui a la oficina y allí estuve entretenida hasta que llegó la hora de comer. Como no tenía ganas de salir. Llamé para que me trajeran algo de comida china.
Pronto dieron las cinco y tuve que ir a por Anne al cole. De camino le compre un bollo en una tienda para que así pudiera merendar.
- ¿Qué te parece ir al parque hoy también?, hace buen día.
- ¿En serio? ¡Qué bien!
De camino al parque se comió el bollito, no era una niña que se moviera mucho, era bastante tranquila, por lo que le controlaba los dulces que comía, era más duro que el mismo pediatra la pusiera a dieta que el que nosotros le controláramos lo que comía.
Estaba sentada en un banco, leyendo un libro cuando note como alguien se sentaba a mi lado. No le di importancia pensando que sería una de las mamas que estaban en el parque.
- Todo lo que Anne tiene de guapa lo ha sacado de mí.- Tras ese comentario levanté la vista de golpe. No me podía creer que la ex de Edward estuviera a mi lado. – Esa niña vive gracias a mí.- Esa vez note un tono amargo en su voz.
- Si hubiera sido por ti esa niña no hubiera nacido, no seas cínica.- Le dije.
- Pero es mía.
- De eso nada, Edward tiene por completo la custodia porque tú se la cediste. Ahora no puedes cambiar de opinión.
- Claro que puedo, soy su madre.
- Te sugiero que no te metas con Edward, porque no vas a conseguir lo que te propones. Eso te lo puedo asegurar.
- Es mi HIJA y puedo reclamar mi derecho como madre.
- Ese derecho, lo perdiste, cuando te desentendiste de ella. Tú quieres algo, pero ese algo no es la niña. Te aconsejo que hables claro, porque si no vas a pagar las consecuencias.
- No voy a permitir que tú ocupes mi lugar.
-¿A qué lugar te refieres? ¿El de madre?- Pregunte.- Ya te he dicho que tanto el derecho a ella y el derecho a madre lo perdiste el día que te fuiste. No vengas a reclamar algo que no te pertenece.
- Te estás metiendo donde no te llaman Isabella. Ten cuidado no vaya a pasarte algo de lo que luego te arrepientas.
- ¿Me estas amenazando?- Pregunte. Ella podría haber sido la causante del mi asalto, la mujer del video.
- Solo te estoy avisando, se que te has ido a vivir con Edward. No voy a dejar que te quedes con lo que es mío. Y Edward y Anne me pertenecen. – Sin decir ni una palabra más se levantó y se marcho sin echar un vistazo a donde Anne se encontraba.
Me levanté del banco y recogí a la niña para volver cuanto antes a casa. Tenía que hablar con Edward y preguntarle si ella sería capaz de hacer algo como lo que me había pasado. Tenía miedo, pero más que miedo por mí, tenía miedo por la niña. Sabía que Edward estaba preparado por si ella estaba dispuesta a intentar conseguir la custodia, pero con todo y eso el miedo corría por mis venas.
Sin querer alterar a Anne, seguimos los pasos habituales de por la tarde.
La di de cenar, la metí en la bañera y la deje jugando un rato. Después le puse el pijama la peine y la metí en la cama de mi habitación, como la noche anterior.
Bajé a la cocina para hacerme una ensalada, para comérmela mientras llamaba a Edward. Estaba aliñándola, cuando pensé que quizás no hacía falta decirle a Edward nada por ahora, llegaría por la mañana y entonces hablaría con él. No quería hacerle coger un vuelo de noche, porque sabía que eso era lo que iba hacer si se lo contaba esta noche.
Por lo que antes de marcar el teléfono, intenté tranquilizarme, para que él no notara nada extraño en mí.
Me contó que la reunión había ido genial y que estaba deseando de volver a casa para abrazar a sus chicas. Yo le conté todo mi día, exceptuando claro está el episodio con Lauren en el parque. Después de eso solo nos decíamos palabras de cariño y afecto. Parecíamos adolescentes cuando llegó la hora de colgar, porque ninguno de los dos quería hacerlo. Al final nos pusimos de acuerdo y lo hicimos a la vez.
Subí con una sonrisa en mi cara, pero esa sonrisa se agrandó cuando vi a la pequeña abrazada a la almohada de su padre. Al parecer ella también le echaba de menos.
Había llegado al coche después de dejar a Anne en el colegio cuando me volví para hablar con la directora.
- ¿En qué puedo ayudarle, señorita Swan? Me pregunto la directora. Era una señora  de unos cincuenta años que vestía muy seria. Parecía que era muy exigente, casi me hizo volver a mi época de Instituto.
-Me gustaría saber si cualquier persona se puede llevar a la niña del colegio.
-Por supuesto que no, esa persona tiene que estar autorizada.
- ¿Y si esa persona dice ser su madre?
- Conozco el caso de Anne, señorita Swan. Su madre no esta autorizada para recogerla, si viniera ella no podría llevarse a la niña del colegio. Las únicas personas que tienen autorización para llevarse a la niña son usted y el señor Cullen.
- Bien, gracias por la información.
- No es nada. Espero que no esté ocurriendo nada importante.
- Aún no lo sabemos con seguridad, era solo por prevenir.
- Entonces quédese tranquila.
Al llegar a la oficina, fue una gran sorpresa encontrarme a Edward sentado en mi sillón.
- Llega tarde señorita Swan. Tendré que hablar con su superior.- Dijo intentando parecer serio.
Yo me lance a sus brazos, buscando sus labios con los míos. El beso me dejo sin respiración, después Edward me cedió mi sitio y el se sentó en frente.
- Dime que es lo que te pasa, ayer no quise preguntarte porque sabía que no me dirías nada. Pero ya estoy aquí. – Dijo tomando una de mis manos.
Le conté todo lo ocurrido, incluso mis sospechas. También le conté lo que había hablado con la directora del colegio por la mañana.
Edward me levantó de la silla y nos fuimos hasta el coche que le había dejado el seguro hasta que el suyo estuviera arreglado.
- ¿Donde vamos?- Pregunte cuando el coche ya estaba en marcha.
-Vamos a  hablar con el detective y a conseguir una orden de alejamiento para Lauren. Desde la comisaria llamaré a mi abogado para que esté atento con el tema de Anne.
Tras veinte minutos de viaje, llegamos a la comisaría. Después de hablar con el detective que llevaba mi caso, dijo que como Edward había solicitado se crearía una orden de alejamiento, pero además ellos la investigarían por si encontraban  algo que les sirviera para el caso.
Todo esto parecía una sería de policías, y solo tenía ganas de que el final llegara pronto. Para poder descansar y vivir tranquila.

También admito comentarios  :)















1 comentario:

  1. Hola danika. Antes de nada decirte que no hay de que por tu agradecimiento y decirte tambien que lo hago con mucho gusto. Aunque me hace ilusion que me menciones para que te lo voy a negar ja,ja,ja.
    El capi te ha quedado genial, menos mal que Bella es valiente y le ha dicho a Edward lo que sucedia y no ha intentado ocultarselo, auque este edward tambien ha demostrado conocer a Bella muy bien y no le ha engañado ni por telefono. espero que las cosas sigan asi entre ellos porque esta Lauren no va a parar quieta y algo hará, eso seguro, espero que sea lo que sea los dos sigan confiando de esta forma el uno en el otro. Yo tenia dos posibles candidatas a atacantes una era lauren y laotra tanya, pero es mas logico que fuera Lauren.
    Y, por ultimo, recordar ese refran que dice que solo nos acordamos de Santa Barbara cuando truena y sto es lo que le paso al padre de Bella, que lastima que seamos muchas las personas que ante unossintomas que nos demuestran que podemos estar enfermos simplemente nos acobardamos y dejamos de ir a mécido porque pienso que Charlie mas que terquedad era cobardia y claro no penso en el daño que podria hacer a las personas a las que queria y le querian.
    Un beso Danika

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