miércoles, 9 de marzo de 2011

Un nuevo capitulo de UN NUEVO COMIENZO

CAPITULO 9

Llegamos a casa de Edward poco después. La niña estaba cansada por lo que poco después de llegar se fue a la cama tras un relajante baño.

Edward y yo nos acurrucamos en el sofá mientras veíamos la televisión.

- Estas bien? Le pregunte.

- Si. Contesto.

- Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras verdad?

- Es que no entiendo porque ha tenido que aparecer ahora. Estábamos tan bien sin ella.

- Ella no tiene que influir porque influir en vuestra situación.

- Seguro que quiere algo, ella siempre quiere algo. Si no hubiera pasado de nosotros cuando nos vio. Pero no lo hizo.

- Tranquilo, ya verás como todo se soluciona.

- Tendré que ir a hablar con el abogado.

- Y eso?

- No quiero que me pille de sorpresa, tengo toda la custodia de la niña. Pero… quiero saber si ella podría intentar tener relación con la niña. Lo quiero evitar, no quiero que Anne tenga relación con ella. No hasta que sea más mayor y ella pueda decidir.

- Siempre está bien cubrirse las espaldas.

- Mañana haré que Jenks venga a la oficina.

- Será mejor que me vaya a casa. Le dije.

- Porque no te quedas?

- Creo que eso ahora no sería lo mejor. Mañana nos vemos en la oficina.

- Tienes razón. Nos vemos mañana.

Me acompaño hasta mi coche y nos despedimos con un dulce beso en los labios-

Al llegar a casa, estaba agotada. Mis fuerzas solo me dieron para darme una ducha caliente, ponerme el pijama y meterme en la cama.

Todo se estaba complicando. Estábamos tan bien, nuestra relación iba viento en popa. Anne me adoraba eso era bastante bueno. Estaba empezando a querer a esa niña como si fuera mía y no iba a permitir que nadie nos la arrebatara, aunque esa persona fuera su propia madre. Que nunca la quiso, que la abandonó al nacer. Eso no era una madre. Estaba de acuerdo con Edward en una cosa y esa era, que seguro que quería algo y no creo que fuera nada bueno. Esas personas tan materialistas podrían llegar a utilizar hasta a su propia hija para conseguir sus propósitos.

No creo que fuera capaz de hacer algo en contra de Edward, pero siempre había alguna posibilidad aunque fuera pequeña. Edward era una persona que tenía muchos amigos, tanto él como su familia, los Cullen eran muy bien vistos en la ciudad. Pero no podíamos bajar la guardia, no si eso implicaba poner en peligro a Anne.

Con ese pensamiento me dormí y antes de darme cuenta el despertador estaba sonando.

Después de vestirme, tome un desayuno rápido y me fui rápidamente hacia la oficina.

Después de dejar todas mis cosas en mi mesa fui a la oficina de Edward. Pase por la mesa de su secretaria, como me dijo que no estaba ocupado, toqué sin más.

- Que tal la mañana? Pregunte después de cerrar la puerta.

- Ahora mucho mejor. Dijo acercándose a mí. Me arrincono contra la pared atrampando mis labios con los suyos.

- Me alegro. Le dije, se separó para poder sentarse en su silla.

Cuando me fui a sentar en la sillas de enfrente a la suya, tiro de mi brazo para que lo hiciera en sus rodillas.

- Tendría que irme a trabajar. Tengo algunos pendientes.

- Seguro que tu jefe te lo perdona.

- Voy con retraso Edward, en serio.

- Puedes quedarte un momento, quiero que estés presente cuando venga Jenks, le he citado dentro de diez minutos.

- Esta bien, pero esta noche tendré que quedarme un rato más para poder acabar. Si no tendré que llevármelo a casa y la verdad prefiero hacerlo aquí.

- Muy bien.

Poco tiempo después tocaron a la puerta, tras un delante de parte de Edward, yo me senté en uno de los sillones que estaban frente a la mesa.

El abogado Jenks nos saludo a ambos y se sentó a mi lado.

- Has averiguada algo de lo que te he comentado por teléfono. Edward fue al grano.

- Si. Señor Cullen como usted ha supuesto, si es verdad que ante un juez, su ex mujer puede alegar varias cosas para que le den visitas con la niña o incluso la custodia compartida.

Mi corazón se paró de golpe y mis ojos se encontraron con los de Edward.

- No!! Dijo él. – Tiene que haber algo que podamos hacer, en el caso de que ella intente tener relación con la niña.

Yo me mantuve en silencio.

- Eso también lo he estado mirando, como aún no sabemos si su ex – mujer, intentara hacer algo de lo que usted cree que se avecina, pondremos medios para que la niña no tenga que ir con esa mujer, medios para que ni siquiera pueda verla. No hasta que la niña lo decida, si así es.

- Esta bien. Dijo Edward un poco más calmado. – Que es lo que tendríamos que hacer?

- Mi consejo es que contrete a un detective para que usted conozca todos los movimientos de la señorita Marolly. Esperemos que con esas pruebas ni siquiera tenga ganas de ir a los tribunales. Si fuera así, solo que daría como la madre que es.

- Esta bien. Conoce algún detective serio que se pueda hacer cargo de ese problema?

- Si señor, si usted lo desea yo me puedo poner en contacto con él. Una vez que le haya explicado el caso, si lo acepta, que no creo que haya ningún tipo de problema, le haré que se ponga en contacto con usted.

- Me parece bien. Entonces estaré esperando su llamada.

- No se preocupe señor Cullen, esto se va a arreglar, no se preocupe.

- Gracias señor Jenks, espero que me llame si alguna novedad.

- Así será, buenos días.

Una vez que Jenks se había marchado, me levanté de mi sillón y me acerque a Edward.

- Estas bien? Le pregunte mientras lo abrazaba.

- Si, espero que todo esto se solucione. Quizás no llegue a nada y me este precipitando, pero sabiendo que hay una pequeña parte en la que Lauren se puede quedar con la niña, no lo voy a permitir.

- Nada de eso va a pasar, la niña se quedara contigo que es con quien tiene que estar.

- Eso espero.

Minutos después Edward tenía una reunión, por lo que yo me fui a mi oficina, tenía varios trabajos atrasados y tardaría un poco en ponerme al día.

Mi nuevo supervisor el señor Unley, era bastante exigente. Además que era conocedor de mi relación con Edward y siempre estaba detrás mía para que lo tuviera todo al día. Al ser quien era me pedía más que al resto. No me parecía justo. Pero no quería meter a Edward en líos de trabajo. No quería que pensara que con un poquito que me apretaran en el trabajo iba a ir corriendo a lloriquear a Edward. Así que hice lo único que podía hacer, ponerme a trabajar.

Edward salió a medio día a almorzar con algunos clientes y a mí se me pasó la hora totalmente. Lo único que quería era acabar pronto para no tener que irme muy tarde esa noche.

Sobre las cuatro más o menos pasó Edward para preguntarme como iba. Había adelantado bastante pero aún así tendría que quedarme un poco más después del trabajo. Insistió en venir a por mí una vez que terminara, pero yo había traído mi coche y no lo vi necesario.

A las cinco de la tarde todo el mundo se fue y la oficina se quedó en silencio. Yo tomé mi Ipod y me puse música. No me gustaba escuchar como todo crujía cuando estaba sola, por lo que cuando me quedaba sola, me ponía música.

Terminé cerca de las siete de la tarde. Recogí todos los papeles y los ordené. Me puse mi abrigo y tomé mi bolso. Una vez que estaba en el ascensor saqué las llaves del coche.

Cuando entre en el aparcamiento, todo estaba oscuro. Mi coche junto con un par de ellos eran los únicos que estaban allí.

Me acerqué a la puerta del piloto, antes de poder abrir el coche, alguien me empujo desde atrás aprisionándome contra el coche.

Tomo mi cabellera, empujó mi cabeza contra el borde del coche. Note como sangre corría por mi cara. Volvió a cogerme del pelo, esta vez me tiró hacia atrás haciéndome tropezar y caer al suelo. Una vez allí, las patadas iban y venían.

Por un momento pensé en donde estaría el vigilante de seguridad, pero poco después como que veía que las patadas no cedían mi mente volaba. Por mi mente pasaron imágenes de Edward de mi abuela, de los Cullen y por supuesto que de la pequeña Anne.

Intentaba chillar, defenderme pero no tenía fuerzas para nada.

Las patadas cedieron, noté como alguien se arrodillaba a mi lado. Volvía a tomarme de la cabellera y me susurraba al oído.

- Muerte para las Zorras!!.

Soltó mi pelo y mi cara calló sobre el asfalto de nuevo.

No sé de dónde, ni como las pocas fuerzas que me quedaban salieron de mi cuerpo.

Alargué mi manó, palpe el suelo hasta que di con mi bolso. Metí la mano con la esperanza de encontrar el móvil.

Ahí estaba el rectángulo negro, duro.

Como pude marqué el numero dos y lo puse cerca de mi boca.

Escuche cuando contestaron.

- Bella cariño has salido ya??

- Ed… Ed.. Edwar.. Edward…. Le dije como pude. Mis labios estaban hinchados y prácticamente no podía pronunciar palabra.

- Bella? Qué pasa?? Donde estas?? Bella!!! Grito.

- Ayu… Ayudame … Ayudame…

Todo se volvió negro.

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