lunes, 8 de noviembre de 2010

Nuevo capitulo de UN NUEVO COMIENZO

Capitulo 6

Durante la semana no tuve tiempo para aburrirme. En la empresa era todo un caos y nos costó mucho trabajo el ponernos al día. Habían contratado algunos editores a media semana por lo que ya parecía que se veía un poco el fin a tantos papeles sobre mi escritorio.
Edward había sido un sol me recogió en casa todos lo días y después a la salida del trabajo me llevaba de vuelta a mi casa, por mucho que yo insistiera en que podía coger el bus perfectamente o no? Pero el siendo el caballero que es nunca me dejaba.
Lo mejor del día aunque puede parecer raro era la despedida, cuando sus labios tocaban los míos. Me volvía loca, tenía las hormonas revolucionadas parecía una adolescente de diecisiete años.
El jueves por fin tenían listo mi coche. Por una parte estaba feliz de tener mi coche de nuevo con migo, pero por otra iba a echar de menos el que Edward me fuera a buscar todos los días a casa.
Edward fue el encargado de llevarme al taller y después me llevo a cenar. Era encantador, había salido con algunos hombres, no muchos pero si alguno, pero lo que sentía cuando estaba junto a él era mágico. Cuando sonreía y dejaba entre ver esos blanquísimos dientes o el lindo sonido cuando reía de alguna de las paridas que se me escapaban, al sentirme tan a gusto a su lado.
Hablábamos mucho de Anne, era una niña encantadora y a su padre lo traía en palmita, por lo que Edward me había dicho, tenía muchas ganas de que llegara el sábado para poder volver a verme.
Y por fin el tan esperado Sábado llegó, me levante temprano por la mañana, desayuné u me di una ducha.
Estaba frente a mi armario y no sabía que era lo que me iba a poner. Era una barbacoa por lo que debía de ser informal, pero no se si tanto como para ir en vaqueros y zapatillas. Asique mi opción mas correcta era un vestido por encima de la rodilla, de tela vaquera. Me puse unas manoletinas negras a juego con una chaqueta de hilo por si refrescaba. Me hice una cola de caballo alta y me maquille. Solo un poco de colorete y un poco de brillo de labios.
Edward había quedado en venir por mí sobre las once de la maña, por lo que todavía me quedaba una media hora si era puntual.
Como no tenía nada que hacer me senté en el sofá y saqué algunos documentos del trabajo. No había hecho más que sacarlos cuando el timbre de la puerta sonó.
Me levanté y caminé hasta la puerta. Y ahí estaba él, tan guapo como siempre. Una sonrisa iluminó su rostro en el momento en que me vio.
- Estas…. Preciosa Bella.
- Gracias tu también estas muy guapo. Le dije, y la verdad que no mentía estaba más guapo que de costumbre cosa que a mi me parecía casi imposible. Vestía unos vaqueros oscuros, un polo blanco con letras azules marinas a juego con las zapatillas que calzaba.
Se acercó a mí y besó levemente mis labios, lo justo para alborotar todas mis hormonas y desear más de lo que me daba.
- Estas lista? Pregunto.
- Si tomo mi bolso y podemos irnos. Y así lo hice, tomé mi bolso con las llaves de la casa en las manos. Cerré la puerta a nuestras espaldas cuando salimos de la casa, me di la vuelta y le di dos vueltas a la cerradura. Me encamine junto a él a su coche.
Durante el camino mis nervios me estaban empezando a traicionar, mis manos o hacían más que sudar y yo solo las retorcía entre ellas lo que las ponía peor. Al parecer Edward se dio cuenta porque alargo su mano derecha para tomar las mías. Cuando le miré, él seguía con la vista fija en la carretera pero con una sonrisa tonta en su cara.
El motivo por el que estaba nerviosa, era más que claro. Íbamos a una Barbacoa familiar y yo no era parte de esa familia, si que había salido unas cuantas veces con Edward, pero tanto como para ya conocer a su familia me parecía un poco precipitado. Además de su familia me dijo que también habría algunos amigos, pero amigos de la familia asique estábamos en las mismas que antes.
Cuando me quise dar cuenta el coche se había parado frente a una casa… no más bien una mansión blanca impoluta con grandes ventanales, el jardín estaba lleno de flores, todo estaba muy verde y bien cuidado.
Edward me abrió la puerta y me ayudó a bajar del coche. Me tomo la mano y caminamos hacia la puerta principal.
- Tranquila no comen. Me dijo.
- Eso espero.
- Bueno mi hermano quizás si, pero solo él, ya lo veras.
- No ayudas sabes? Le conteste.
- No te preocupes, no me separare de ti ni un momento. Dijo mientras entrabamos al recibidor de la casa.
Cruzamos el recibidor hasta llegar a la cocina. Allí se encontraba un hombre alto y ancho de hombros, moreno con el pelo rizado. Cuando nos escucho giro la cara y en su cara se formo una gran sonrisa y dos hoyuelos a cada lado de ésta.
-Eddi!!! Gritó.
- No me llames Eddi Emmet, que sabes que no me gusta.
- Bueno, no te enfurruñes anda. Eres un mal educado, que no me presentas. Dijo mientras alargaba la mano. Emmet Cullen, a su servicio señorita.
- Isabella Swan, pero mejor dime Bella. Le dije, tomando su mano y sacudiéndola.
- El es mi hermano. Me aclaro Edward.
- El que muerde? Pregunte quizás un poco más alto de lo normal, porque se empezaron a reír a carcajada limpia.
- No muerde, me dijo Edward mientras me abrazaba por la espalda. Era broma.
- Yo solo muerdo a mi osita. Dijo Emmet.
- Mas te vale Emmet, porque si no te capo. Dijo una chica Rubia entrando por la puerta.
- Por supuesto Rose con eso no se juega. Dijo Emmet mas serio.
- Soy Rosalie, pero me puedes decir Rose.
- Bella, encantada. Le dije.
- Emmet te esperamos desde hace veinte minutos que estás haciendo?
- Ya he terminado, vamos! Dijo, mientras salía tras Rosalie.
Nosotros también los seguimos hasta que llegamos al patio trasero. Que era igual o más precioso que el patio delantero.


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